viernes, junio 29

A mi compañero de jue-

Escribo esta noche este ver-
de esta manera extra-
que por un libro me ha llega-
esta noche de locu-

Evoco las noches tranqui-
que en tus brazos no he teni-
cuando tu espíritu inquie-
me ha buscado a cada momen-
Y recuerdo aquellos momen-
llenos de risa y secre-
que juntos hemos vivi-
y algunas otras soña-

Duerme tranquilo esta no-
soñando las aventu-
que nos esperan a am-
al terminar la cordu-

domingo, junio 24

sábado, junio 23

El lado oscuro del corazón...

Y haciendo caso omiso de las advertencias recibidas, la Ilavarasi se adelantó dos pasos y abrió las puertas del infierno...

Qué pasa cuando nuestra mente se nubla y herimos a quienes más queremos?? Qué pasa cuando dañamos sin tener motivo ni razón al hacerlo??
Cómo alcanzamos el perdón propio por tan viles actos??

Ayer abrí las puertas de mi infierno, y empujé a quien más quiero a él...
Cómo podré perdonarme por esto?
Cómo podré sanarlo después de esto?

Vuelvo a los ritos antiguos....
Señor, no soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarlo

Espantapájaros 8
Oliverio Girondo

Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.

En mí, la personalidad es una especie de forunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.

Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W.C.

¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es la verdadera!

Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.

¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo me pregunto-- todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?

El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de una falta de tacto...

Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquella desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, esta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas.

Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto mas insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.

jueves, junio 21

♫ Reviens ♪ reviens...

Cómo se arregla explícitamente una metida de patas implícita??

lunes, junio 18

Los caminos de Juana la Loca...

Dice la leyenda que mi madre quería ponerme Juana, porque nací para el día de san Juan.
Para suerte mía, con leyenda o sin, cuando yo nací ya existía mi hermano, quien me llamó como me llamo: Mónica, la Dama Solitaria.

Y pasa que cuando me decido a encarar mi mente y a explorar los caminos de mi propia locura recurro a esos momentos en que mi madre quería llamarme Juana, y me meto en el personaje de Juana la Loca.
Claro que doña Juana era muy distinta de mí. Ella era parte de la realeza, estaba loca por amor, o desamor, o celos enfermizos... Yo en vez de eso prefiero otro personaje de Juan... el de donjuan, enamorado siempre de la misma mujer y viéndola en muchas otras. Enamorada yo también del mismo hombre, viéndolo en tantos otros??
Curiosamente Juana la Loca vivió mucho tiempo en Bélgica, país donde vive mi hermano, que cambió mi destino de llamarme Juana, pero no sé si habrá cambiado mi destino de encontrarme con la locura. En las líneas de mi mano es corta la de la cabeza y largas la de la vida y la del amor... Será que me encontraré de todas formas con mi destino de Juana y voy a morir vieja, loca y enamorada??

Hoy tuve otra clase de Rorschach, se están volviendo un clásico las noches de los lunes. Clasicos de explorar los caminos de mi mente, de conocer esa compleja estructura que subyace a cada pensamiento, a cada sentimiento, deseo, suspiro, motivación de vida y arrebatos de todo tipo.
Caminando los senderos de mi mente me encuentro con dudas, sorpresas, miedos... de mi propia sanidad mental, de mi propia "in-sanidad"... Ah! pero tal vez les alarme con estos pensamientos, y no es que me esté volviendo loca, sino es que en realidad me pregunto "qué es lo normal?". Es normal ver lo que veo en las láminas del Ro? Es normal dudar de la propia capacidad de mantener los pies y la cabeza en este tiempo espacio y querer a veces arrancarse al mund propio donde las ideas reinan y construyen la realidad? Es normal no hacerlo?

Hoy camino a casa me acompañó la más guapa Luna bebé que haya visto en muchos días. Hoy camino a casa recordé esas noche de infancia viajando por el sur de Chile, cuando la Luna era mi compañera y me seguía por la ventana. Hoy camino a casa vi en los ojos de otro la nostalgia de lo que no se tiene, de los llamados de Juan Gelman (hm... adelantada al día de los Juanes), cuando decía:
"Yo no sabía que no tenerte
podía ser dulce como nombrarte
para que vengas
aunque no vengas
y no haya sino tu ausencia
tan dura como el golpe
que me di en la cara
pensando en vos."

Hoy camino a casa cerré los ojos, y pensé en mi día, en las bendiciones de just another maniac monday, sin desear que fuera domingo, sin desear que sea martes, sino sólo otro lunes maníaco, maníaco todo el rato, sin ganas de ser depresivo.

No, si no es que quiera estar loca, es que estoy abierta a la experiencia, dispuesta a las posibilidades.

miércoles, junio 6

Tres historias para una Ilavarasi

EL DEMONIO

Ella partió –después de más de un año- al encuentro de aquel demonio, esperando que los meses hubiesen hecho lo suyo: debilitarlo a él y fortalecerla a ella.
Se observó en el espejo y vio heridas de batallas anteriores, sintiendo sucesivamente el sabor de la derrota y el bálsamo de la calma. Miró en torno suyo y vio los atavíos utilizados para aquellos malditos encuentros: armadura, escudo, espada… Recordó los alrededores de la cueva del demonio: las flores del camino, la brisa en el rostro, el canto de los pájaros, la hermosa danza a que la invitaban las largas ramas de los árboles… tanta belleza nubló su razón y decidió partir sin armadura, no quería que algo externo a su cuerpo entorpeciera su danza, le cubriera los oídos, le velara el rostro. Confió también en no tener que atacar, sino quizás sólo en defenderse en caso que el demonio fuera tan traicionero como en tiempos anteriores.
Caminó, trotó y corrió. Se sentía impaciente de ver la reacción –no de él, sino suya- al momento de encontrar a su antiguo adversario. Minutos y minutos apuró el tranco sin mirar a su alrededor, sintiendo sólo la anticipación de un nuevo encuentro.
En el camino tropezó con un par de ojos, encontró a un joven jinete un tanto desorientado con quien se sentó a merendar y conversar un momento. El joven parecía ser parte del entorno, tenía esa belleza de la naturaleza que encanta sin saber precisamente por qué, su espíritu salpicaba el aire de frescura y bondad, las cristalinas risas de ambos llenaron el espacio, despertando a flores, animales y árboles hasta diez pasos a la redonda.
Comenzaron a caminar juntos por el bosque, ella envuelta en la danza de los árboles, él guiando a su caballo a una distancia prudente, cantando y riendo siempre. Sin darse cuenta casi la loca danza llevó a la Ilavarasi a la puerta misma de la cueva del demonio, vislumbrando sus ojos rojos, sus oscuros pensamientos. Decidió mirar de reojo y sintió en ese momento que le faltaba el coraje, que le temblaban las piernas, que le dolía el corazón. Antiguas heridas comenzaban a sangrar nuevamente en el costado del cuerpo, en la espalda, en los labios y en el centro mismo de su ser. A pesar que las heridas sangraban no sentía el intenso dolor de antaño, sino un débil reflejo de lo que un día la hizo agonizar. Se perdonó a sí misma por tan tontas batallas, comenzó el camino al perdón de aquel demonio, y como él diera media vuelta y se encaminara hacia las entrañas de la tierra, volvió ella al encuentro del hermoso bosque.
Lamentablemente la Ilavarasi había olvidado con qué clase de demonio se llevaba a cabo esta contienda. Hay demonios honorables que luchan de frente, con las armas a la vista, en lugares neutrales; y después están esos, los otros, los que pelean con Ilavarasis a las puertas de su cueva en un claro de bosque vivo.
Sólo dos pasos había dado en dirección al bosque cuando sintió un punzante dolor junto al pulmón. A los demonios esos nunca hay que quitarles los ojos de encima…


PD: Dos verdades: (1) No me convence mucho, no me gustó mucho como quedó. (2) No tengo ganas de arreglarla hoy, sólo de mandarla al mundo y si alguien tiene algo que decir, bienvenido sea.