miércoles, septiembre 12

Lado amargo, lado dulce

Me he encontrado con algo curioso en el box de un psicólogo. He encontrado sobre el escritorio una taza de té a medio beber, un azucarero a gran distancia y una cajita de pañuelos desechables. Claro que es normal encontrar una cajita de pañuelos desechables en la oficina de un psicólogo, después de todo, las personas que acuden ahí están sufriendo algún tipo de dolor, incomodidad, desconcierte en sus vidas. Son el tipo de personas propensas a llorar, porque posiblemente han guardado angustias, penas, miedos en pechos que se encuentran ya desbordados de sentimientos, y que necesitan desahogar tanta emoción contenida.
Yo no sé si habrá sido la ubicación del escritorio frente a la ventana, o la luz a esa hora del día que entraba diáfana y poética entre los visillos, o si sería mi propio estado emocional/mental… pero esa sola imagen, en cualquier otro momento tan cotidiana y esperable, me ha hecho crear en la mente mil historias, una imagen de la pena desahogada en un papel, acompañada por una dulce taza de té para amortiguar la amargura del alma, y gruesas lágrimas recogidas finalmente por suaves pañuelitos de papel, mientras un par de ojos pasaba del papel al lejano sol, a la calidez en el horizonte, al brillo en los reflejos que muestra el mar.
Y todo esto me ha ocurrido en una fracción de segundo, como haciéndome ver que el tiempo no se detiene, que la vida sigue su curso y también lo hago yo, aunque no lo quiera, aunque no lo note, o no lo crea.
Timbre…

Una hora, dos lamentos y cinco suspiros después de escribir lo anterior me encontré con un sujeto que se cree demonio, pero que conmigo siempre se ha portado como un ángel. Caminamos unos metros juntos y noté que estaba acompañado por un ángel de tiempo completo.
Tal vez sea cierto que la Madre no deja solos a sus hijos en los momentos de dolor y necesidad.
Digo yo que más vale ángel conocido que diablo por conocer. Así que como en tiempo antiguos, cuando pensaba que sí podía generar cambios en mi vida (ahora no sé qué es lo que pienso), confié en otro para que me contuviera en un momento de tristeza y confusión. Yo, la amante de las palabras, hablé de mi emoción sin vocablo alguno. Bendito mi amigo que supo entenderlo, y de inmediato me abrazó. Creo que el registro de los cálidos abrazos de ese viejo amigo seguía conmigo, me sentí tan en casa.
Ayer mismo escapó de mi boca, y claramente sin mi permiso, la insolente frase que recordaba que hacía tiempo ya nadie me hacía cariño. “Pide y se os dará” dice la Biblia, o no? Creo que esa es la petición menos explícita que he hecho en la vida. Pero que bendición! Fue respondida con un montón de protectores besos en la frente, contenedores abrazos y tiernas caricias de un viejo amigo reencontrado en el momento justo.
Después de todo no me siento tan abandonada. Bendita sincronía!

Imágenes tomadas de aquí y aquí respectivamente

domingo, septiembre 9

El hechicero ha dicho que es hora de despedirse de Peter MoN (que como es lógico es la versión MoN de Peter Pan), y parece que yo no entiendo muy bien lo que significa.

Lo que sí entiendo más o menos es esta cosa que tengo en el pecho, esta sensación de opresión, de tristeza infinita y de nostalgia anticipatoria…

Y es que la idea de despedirme de mi Nunca Jamás personal me resulta más dolorosa de lo que yo pensaba. Entonces pienso en negociar, y me doy cuenta de que en realidad estoy viviendo el duelo, con todas las de la Ley. El jueves fue la negación, la ira sospecho que la estoy encubriendo, y ahora me siento aquí a escribir, como tantas veces, pero con un sentimiento tan distinto probablemente al de todas esas veces… me siento aquí con el corazón tan apretado que siento como si se me fuera a parar por falta de espacio para latir, y con toda la disposición para negociar, para no tener que dejar ir de lo que tantas veces me ha servido de refugio de ese mundo de los adultos al que trato de no entrar, que me parece tan peligroso e incomprensible.

Y en medio de la negociación vuelvo a lo que parece ser una especie de negación, buscando en mi mundo estrategias un poco mágicas, un poco infantiles, para no tener que cerrar la puerta, para no tener que despedirme así sin quererlo, para no tener que enfrentarme a lo inevitable…

Y en medio de esta negociación y del estudio que involucra la despedida robo la pregunta de alguien y pienso… cuáles son las ventajas y las desventajas de esta despedida?

Y no dejo de preguntarme: cuán cerrada he de dejar la puerta de Nunca Jamás? O será que Peter MoN puede vivir en el mundo de los adultos? Porque no me imagino yo sin ella, o a lo mejor he de reconstruirla…

Saludos!

Imagen romada de aquí

lunes, septiembre 3

Un amor como aquel, nunca hasta hoy... ~ A love like that, never till today

"...yo estoy hecho de pedacitos de ti.
De tu voz, de tu andar,
de cada despertar,
del reír, del caminar,
de los susurros de abril,
del sentir, del despertar,
aunque la noche fue gris,
del saber que estoy hecho,
de pedacitos de ti."

Un amor como ese. Un amor como aquel, descrito en esos versos de una canción encontrada por accidente, por sincronía como diría alguien de quien tanto he aprendido.
Un amor como ese en que y yo se deconstruyen para configurar un nosotros. Un amor como aquel en que la persona que somos se reconstruye a partir de los momentos que pasamos con nuestro otro significativo, y ya no volvemos a ser quienes éramos ayer, antes de conocerlo...

Un amor como ese no he sentido hasta el momento. A veces pienso que le temo, a veces creo que lo espero. Hoy creo que me gustaría experimentarlo, aunque no sé si estoy lista para eso.
Por el jovencito aquel? Ese por el que prometí no mover un dedo ya que me derroté en la batalla antes de empezarla? Ese que me moviliza aunque sea por las más mínimas sonrisas, contactos...
El jovencito ese, sí, ese al que no puedo contener en mis manos que están cada día más llenas de cosas que hacer y de experiencias del pasado que esperan en una enredada madeja a que deje de jugar con ellas como si fuera un gato y que me ponga seria, que desenrede, que resuelva, que sane.
Ese mismo jovencito que hace que me paralice, que lo ignore, que me porte como una tonta delante suyo y cuya atención llamo de las más curiosas y quinceañeras formas...
Un amor como ese en el jovencito aquel? Quiensá... tal vez lo encuentre en esos ojos, en esas ideas y en esos labios. Tal vez me encuentre un amor como aquel bajo la forma de otro hombre, de otros ojos, de otras ideas...
Quiensá, tal vez un amor como aquel quiera que le espere, y que cante por el momento otras canciones...

Imagen tomada de aquí


“… I am made out of pieces of you.
Of your voice, of your wander,
of every awakening,
of the laughter, of the walk,
of the whispers of april,
of feeling, of waking,
although the night was gray,
of knowing I am made,
out of pieces of you”

A love like that. A love like that one, described in those verses of a song found by accident, by synchrony as that whom I’ve learned so much from would say.
A love like that in which you and I are deconstructed, in order to configure us. A love like that en which the person we are is reconstructed on the basis of the moments we spend with our significant other, and we are no longer the same we were yesterday, before we met them…

A love like that I have not felt till this day. Sometimes I think I am afraid of it, sometimes I believe I wait for it. Today I believe I would like to experience it, although I don’t know if I’m ready for that.
For that young man? For the one I promised I would not make any moves since I defeated myself before I even started the battle? For the one that moves me even though it’s for the smallest smiles, contacts…
That young man, yes, that one I can not hold in my hands which are fuller everyday with things to do and experiences from the past that wait in an entangled hank for me to stop playing as if I was a cat, and to get serious, to untangle, to solve, to heal.
The same young man who makes me feel paralyzed, makes me ignore him, makes me act like a fool in front of him and whose attention I try to get in the most curious and teenage ways…
A love like that, in that young man? Who knows… maybe I‘ll find it in those eyes, in those ideas, in those lips. Maybe a love like that will find me under the shape of another man, and other eyes, other ideas…
Who knows, maybe a love like that wants me to wait for it, and to sing other songs in the mean time…

Image taken from here