lunes, diciembre 22

Cumbres....

La escena me causó tal impresión que se imprimió en mi memoria como el recuerdo de una agonía inefable. Pero… fue la escena? No, puesto que ahora que la he vuelto a ver me sorprende la frialdad con que la he recibido. Fue la emoción, la vivencia, la significación… “No puedo vivir sin mi vida! No puedo vivir sin mi alma!”
Cómo pretender vivir sin tu alma, cómo encontrar tu vida, tu alma en alguien más?
Y me pregunto por qué tal violencia en las emociones, en el carácter, en el amor hacia el otro me hace de repente tanto sentido.

Me encuentro de repente sintiéndome Heathcliff, Cathy, Emily… Y al mismo tiempo, compartiendo la ternura de sentimientos que expresaron Catherine y Hareton, con una pequeña esperanza de compartir la médula del destino de estos últimos. Sin temor, en una tierra tranquila.