Ilusión o espejismo...
Y es que cada martes, miércoles y jueves, cruzo una avenida que en las primeras horas de la mañana es iluminada por el sol de tal forma que enceguece, y allá en el fondo crea la ilusión de estar viendo nuevamente entre los rayos del sol el palacio de la Ópera de Garnier, como aquella vez tan recordada y atesorada, reviviéndola unas cuantas veces por semana, como confirmando que fue verdad, que estuve ahí, que crucé a saltos las calles de París… Entonces la música viene a acompañar mi fantasía y mi recuerdo, y empieza a sonar, casi sin darme cuenta, el tema principal del Fantasma de la Ópera, en cualquiera de las versiones que tanto me hacen volar. El trayecto al trabajo se hace tanto más interesante cuando el corazón está liviano y lleno de memorias, las sonrisas florecen en mis labios sin poder pensar en por qué no dejarlas, y chisporrotea en mis ojos una chispa distinta, mezcla de certeza y esperanza. Me encanta cuando amanecen despejados los martes, miércoles y jueves. Y que alegría! Mañana ya es martes.
La imagen es más o menos esta. Hubiese querido poner una de mis fotos pero... son pésimas :P