Así es. Creo que todas las pérdidas merecen un duelo, porque cuando las ilusiones mueren o se ponen a dormir por un largo tiempo es necesario un proceso para recuperarnos del golpe que significa que uno de los anhelos de tu corazón no se hará realidad, al menos por un tiempo. Significa revisar tus proyectos a futuro, tomar decisiones nuevas y después de sacudir tus hombros con un llanto tan desconsolado como lo amerite la importancia del sueño que ya no va más, secar las lágrimas, levantarse, sacudirse las rodillas y seguir adelante con nuevos bríos.
Creo que una semana fue suficiente. No sólo una semana, sino la cariñosa y respetuosa compañía que tuve durante esta semana. Recibí tanto cariño y tanta compañía estos días. Me recuerda que en realidad soy una mujer afortunada de tener a personas tan maravillosas en mi vida y que me demuestran tanto cariño y respeto. Mensajes de texto, llamadas, mails, flores, invitaciones, abrazos por montón y hasta un viaje a la peluquería para hacernos cariños y preparar nuevos proyectos con demasiado estilo, jajaja. Broche de oro?? Fin de semana en la casa de mis viejos y videoconferencia con mi familia en Bélgica. Esas tres sonrisas tan esperadas todos los fines de semana y mi tesora que cuando dice mi nombre derrite mi corazón con infinita ternura. Qué sería de mí sin la gente que me rodea y que me contiene? Sé que podría salir adelante de todos modos, pero creo que sería mucho más difícil y sin duda menos entretenido, mucho más silencioso sin sus voces para reanimarme y sin sus risas para hacerse acompañar de las mías.
Así es que ya he sacudido mis rodillas y secado mis lágrimas. Estoy lista para nuevos proyectos y para sonreír a la vida nuevamente. Ya estoy barajando nuevas alternativas y retomando un lindo proceso que había comenzado hace algunas semanas, es eso lo que hoy me hace escribir, quiero compartir un poema que me ha hecho mucho sentido hoy, y que no quiero olvidar.
Qué es él?
- Qué es él?
- Un hombre, por supuesto.
- Sí, pero ¿qué hace?
- Vive y es un hombre.
- ¡Oh, por supuesto! Pero debe trabajar. Tiene que tener una ocupación de alguna especie.
- ¿Por qué?
- Porque obviamente no pertenece a las clases acomodadas.
- No lo sé. Pero tiene mucho tiempo. Y hace unas sillas muy bonitas.
- ¡Ahí está entonces! Es ebanista.
- ¡No, no!
- En todo caso, es carpintero y ensamblador.
- No, en absoluto.
- Pero si tú lo dijiste.
- ¿Qué dije yo?
- Que hacía sillas y que era carpintero y ebanista.
- Yo dije que hacía sillas pero no dije que era carpintero.
- Muy bien, entonces es un aficionado.
- ¡Quizá! ¿Dirías tú que un tordo es un flautista profesional o un aficionado?
- Yo diría que es un pájaro simplemente.
- Y yo digo que es sólo un hombre.
- ¡Está bien! Siempre te ha gustado hacer juegos de palabras.
D.H. Lawrence