At the speed of wind ~ A la velocidad del viento
Besides the sun which covered me today from head to toes since the moment I woke up (something unusual in this city of cloudy sunrises), there was this friendly wind that was bringing the longing, my always mates nostalgias… and it stroke my hair, everyone of its curls and waves, rose them as it pleased, entangled them, and made a dance with the streaks of my hair, a tribute to itself, and then left them on my shoulders again.
I saw many people in the street resisted to participate of this veneration to the God of Wind, people who held their hair with their hands, rubber bands, hats and hands over them…. Or anything they found useful for that purpose. And well… yes, I can imagine f or many it must seem much less than flattering to see their hair rising up in the air on what seems to be a mess without rhyme or reason, getting home to find residues of nature hanging from their heads, like the little branch I found entangled in one of my curls just before I sat here to write.
I don’t know if there’s something wrong with me or what, but I think I prefer little branches entangled in my hair, undone curls, the extra volume that comes as a gift… instead of keeping my hair tied up, curls in their place, and missing the strokes of the wind.
Image taken from here.
Como tantas cosas en este último par de semanas se vino del pasado un viento celestial, que ha dejado la ciudad llena de arena por todas partes y que me ha hecho recordar esos años de la infancia.
Además del sol que hoy me cubrió de pies a cabeza desde que me levanté (cosa inusual en esta ciudad de amaneceres nublados), estaba entonces este viento amigo que venía trayendo añoranzas, mis siempre compañeras nostalgias… y acarició mi cabello, cada uno de sus rizos y sus ondas, los elevó a su antojo, los enredó, hizo con los mechones de mi cabello una danza, un tributo a sí mismo, y luego los depositó nuevamente sobre mis hombros.
Vi que muchas de las personas en la calle se resistían a participar de esta veneración al Dios del Viento, que sujetaban sus cabellos con la mano, elásticos, sombreros y sobre ellos las manos… o cualquier cosa que les fuese útil para aquel propósito. Y bueh… sí, me imagino que para muchos debe parecer mucho menos que halagador ver sus cabellos elevados por los aires en lo que parece ser un desorden sin ton ni son, llegando a sus casas con residuos de la naturaleza colgando de sus cabezas, como la ramita que encontré enredada en uno de mis rizos justo antes de sentarme aquí a escribir.
Yo no sé si hay algo malo conmigo o qué, pero yo creo que prefiero las ramas enredadas en mi cabello, los rizos desarmados, el volumen extra que viene como yapa… a quedarme con el pelo todo amarrado, los rizos en su mismo lugar, y perderme de las caricias del viento.
Imagen tomada de aquí.