lunes, agosto 24

Un problema con los finales....

Hay algo que me encanta de mi Ovalle.
Es esa fresca brisa vespertina que se pasea por sus calles refrescando mi piel después de un agotador lunes.
Si me hago un regalo y levanto mis rizos, acaricia la parte posterior de mi cuello, revitalizándome y haciéndome apurar el paso.
Disfrazando el atardecer de amanecer y haciendo las peripecias del día parecer producciones oníricas con total irrealidad.
Y en el camino de vuelta el atardecer vuelve a ser principio de noche, y esa brisa vespertina es la que me regala el masaje que tanto he esperado durante el día, y que me lleva a la producción... onírica y tal vez tambien literaria.


Siento que tuve un problema con el final, pero el principio me lo regaló la brisa :)